Sr. Nebot, Ud. quiere el federalismo para ser el dueño de Guayaquil.
Ya debe tener pensado o arreglado para ser dueño del Oriente ecuatoriano también.
Porque su idea es ser dueño de Guayaquil y poseer las riquezas de la Amazonia.
Acaso, no se recuerda cuando mandó a los indios al páramo, porque Ud. piensa que los indios solamente sirven para esclavos y los blancos e inteligentes son los que deberían mandar siempre.
Ese es uno de los puntos más fuertes en su contra y en contra de sus ideas.
Eso es lo que Ud. ha sido toda su vida, y es por eso que ha aprovechado cada oportunidad para convertirse en el personaje más rico del país, para así ver sus sueños de poder y posesión cumplidos.
Señor “Alcalde Eterno”, Ud. no se diferencia en nada del sr. Guillermo Lasso, Uds. son tan iguales como dos gotas de agua, a su ambición y manera de pensar me refiero.
No son ignorantes, no son brutos, no, son muy inteligentes, pero, la ambición los ciega y por eso cometen el gran error de subestimar a su pueblo, que sinceramente no son nada suyo, porque lo han marginado, lo han abusado, le han robado tanto, que ya la gente no tolerará más.
Sr. Nebot un sincero concejo, Ud. sin ánimo de ofender, ya está entrando en un periodo de su vida, en el que debería retirarse a descansar y disfrutar de todos esos millones que ha acumulado, sepa Dios como.
Con la edad ya la mente se nos va secando, durmiendo, ya las neuronas no se reproducen, y no tenemos más la capacidad de razonar y reaccionar como cuando éramos jóvenes.
Y lo único que los mantiene en esa carrera de codiciar cada día más, es solamente eso, la ambición, que se vuelve desmedida, y como lo he dicho siempre, Para que?, si cuando se muera no se va a llevar nada.
Y si en caso no es lo que yo pienso, y sus acciones son dirigidas con la idea de que Ud. es mucho más inteligente que los demás, y que solamente Ud. sirve para gobernar, no sea tan egocéntrico y reconozca que existen muchas personas tan inteligentes como Ud. y tal vez algunos mucho más.
Y por último le digo y ojalá lo entienda, hay que ser muy inteligente, para saber en qué momento retirarse con honor.
—Valente Delmar—