MITOS Y LEYENDAS DE ECUADOR 17 LEYENDAS DE LOJA

Como en todas partes de nuestro Ecuador en Loja existen muchas leyendas, unas son solamente fantasías. pero esta llama mucho la atención por que fué estudiada y documentada de gran manera y se apega mucho a la realidad.

El Chiriculapo: roca, leyenda y suicidio.
EL CHIRICULAPO; ROCA ENIGMATICA QUE «LLAMA» AL SUICIDA.
Una investigación de campo en psiquiatría transcultural.
GUSTAVO VEGA-DELGADO
Laurentino Albalá Medina, tiene un libro interesante: «Paltas: Leyendas y Tradiciones». Consta en él los detalles sobre la leyenda del Chiro o Shiro: se trató quizás de un ave mítica, cuyas huellas las dejaba hacia atrás, para engañar a la gente. Una suerte de ave y ser extraordinario a la vez. Es en la roca donde habita el Chiro o Shiro, ente semihumano, quien viva acompañado de una parejita de dos shiros pequeños. Quizás de este nombre se derivó el de un ave real, pequeña y cantora, la que sale en venta en el pueblo entre Abril y Mayo, la chiroca, la que habla además lo que se le enseña.
Parecera ser que los suicidas quisieran emular al Chiro y hacerse aves y lanzarse fantásticamente a un vuelo fatal desde lo alto de la peña que diera en nombre al Chiriculapo. También se lo escribe as: «Shiriculapo», queriendo hacer alguna referencia a los shiros, pero también a los shiris: los monarcas quiteños aborígenes, este asunto último que es más remoto, por cuanto los shiris no estuvieron, pero conquistaron estas tierras.
«El balcón del inca» lo llaman más con afán turístico; sin embargo hay posibles referencias en el sentido de que ya desde tiempos remotos la roca servÍa para suicidios u homicidios. La concepción del diablo estuvo presente en la mentalidad aborigen: «supay» se dirá al «demonio» en quichua; el suicidio también era obra del supay; suicidios hubo en el incario: recuérdese que tuvo que prohibirse la interpretación musical de las ocarinas, esas flautas chatas y menudas de barro, porque luego de ser ellas tocadas, sobrevenían olas de suicidas.
Notas de campo sobre el suicidio en Catacocha:
Dos principales informantes tiene esta exploración científica: el señor Nerio Vicente Vivanco Román de unos 65 años de edad y el señor Franco Heras de 35 años de edad aproximada. Al solicitarle su colaboración, por tratarse de personas pertenecientes a dos generaciones diferentes, se piensa, posibilitará una apreciación sobre el tema con más radio de información confiable. Ambas personas son muy conocidas en Catacocha y de profundos valores ciudadanos. Su cooperación fué clave para consignar estas observaciones. Para reforzar la investigación se realizó otras entrevistas con personal del colegio marista y del museo, con familiares de los suicidas y además con uno de los suicidas que fallaron en su intento.
Se visitó el Registro Civil con el ánimo de tener otra fuente de información. Se concluyó de ello sin embargo que tocante a la información de las muertes por suicidio, éstas están infrareportadas en la oficialidad de sus fuentes. Se trata de una realidad avergonzante por lo que obviamente los familiares tratan de guardarlo sigilosamente; salvo en circunstancias demasiado evidentes saldrá a flote la realidad. El sostén bibliográfico fue de colateral apoyo, particularmente de dos obras ya citadas: la de Galo Ramán y la de Laurentino Albalá .
Miguel Erráez fue el primero que se suicidó menciona Don Nerio (Don Viche); al principio nadie supo; encontraron los zapatos quienes fueron de cacería en la base del peña porque había tigres y osos en la base del penñ. Era sobrino de don Juan Erráez, célebre en Loja por haber tenido alrededor de 76 hijos y según algunos más escépticos, al menos 50 en Perú, Ecuador y Colombia. Más de una sonrisa se abre cuando se cita a una agraciada mujer de su tiempo, «La Coral».
Se esgrime que la principal razón para el suicidio en los más de cuarenta casos que ha ocurrido durante aproximadamente los 50 últimos años es la pobreza, las penurias económicas; la segunda razón es cuestión de enamorados, de corazones rotos o no correspondidos. Ambos informantes concuerdan que la mayor parte de los suicidios se sabe lo hicieron bajo estado etílico. Cabe recordar que según varios estudios confiables, (Procuraduría General del Estado y otros) en Azuay, y Loja se reporta de las más altas estadísticas de consumo alcohólico. El aguardiente «Zhumir» y el «Cantaclaro» son parte de sendas identidades y de sus respectivas culturas alcohólicas de azuayos y lojanos. Por supuesto el alcohol desinhibe al sujeto, aflojando los mecanismos del super ego y propiciando una conducta suicida; según los reportes internacionales en más de la mitad de los suicidios, el alcohol se incluye como invitado de rigor de la situación.
Se habla a si mismo que hace 2 y medio años se hizo la construcción de unos pasamanos, a manera de protectores de seguridad en el borde de la roca, a la vez que dos miradores para apreciar mejor el abismo en cuanto maravilla geológica. (Quienes visitan el Empire State Building en Nueva York saben que en el mirador de éste y otros edificios, se ha protegido sus balcones con especiales mallas y materiales de seguridad para evitar precisamente no solamente los accidentes, sino los suicidios.) La imagen de Cristo Redentor se alza en el tope de la roca, mandada edificar por el padre Luis Antonio Aguirre hace 53 años aproximadamente.
La peña tiene una pequeña aberturita en la mitad, pues por allá es donde más frecuentemente se lanzan. Don Nerio dice que ha escuchado que parece que pierden el oxígeno y que «pegan un grito de muerte, tanto que se les oye al frente en Colanga, antiguo nombre de Catacocha». Hay más hombres que mujeres en la lista conocida y además la gente sabe que caen desnudas porque pierden sus vestimentas en el espacio al llegar al fondo;»salen en afrechos», se los puede recoger en un saquillo. El rango de edad de los suicidas estara entre los 17 y los 55 años de edad. Amada Sánchez tenía apenas 17 años cuando se suicidó por razones emocional-afectivas. Son mucho más frecuentes aquí por cierto los suicidios masculinos que los femeninos, lo que se inscribe en la lógica generalizada internacional. (Los intentos fallidos son en los reportes internacionales más constantes entre las mujeres, pero los consumados, más entre los varones.)
Dos hermanos se suicidaron: primero se lanzó del Larinuma Cristóbal Neira Chamba, quien se mató por pobreza y luego por la pena de su hermano, Gustavo se lanzó del Chiriculapo. Se decía que luego de libar, su hermano Cristóbal le llamaba. Gilberto y Jorge Neira se mataron uno tras el otro por igual. En la literatura especializada es frecuente encontrar casos de suicidios entre esposos o entre hermanos o entre amigos por el especial nexo de solidaridad (caso del hijo del poeta Efran Jara, quien se ahorcó y al poco tiempo su amigo íntimo N. Maldonado optó por el propio método. La tragedia de su hijo le hizo escribir a Jara uno de los poemas más bellos sobre el suicidio, válido para la literatura y por supuesto también para la psiquiatría: «Sollozo por Pedro Jara» se llama la referida composición) Más allá de la simple fenomenología del suicidio, éste trae la insondable e inextinguible sed por el infinito, por el más allá, por saber que hay detrás de la muerte, antes de que por razones naturales o del destino ésta sobrevenga, como cuando Alfonsina Astorga -«vestida de mar» caminó sin volver hacia el mar gigante, o como «obstinación de mariposa por el otro lado del espejo» como dice de su hijo suicida Efraín Jara.
Algunas veces lo han hecho en presencia de mujeres, tal fue el caso del joven Cueva Enríquez, quien se lanzó abriéndose paso ante unas jovencitas de otros lugares que visitaban la roca. Alguna actitud de base histérica quizá hay que leer en este comportamiento.
Se sabe también que Galo Saraguro se escapó del control de sus padres que preveían ya su suicidio y se lanzó entre las manos maternas y paternas que intentaban impedirlo, ante la pena de su madre Esperanza Erráez, en cuya familia Erráez por su parte, hay también al menos dos suicidas.
El joven Ramírez, reciente bachiller, por motivos amorosos y por la oposición familiar a sus pretensiones afectivas, se lanzó al abismo en Larinuma en presencia de ellos.
Incluyo una lista publicada en: «Catacocha, Patrimonio Nacional» de Galo Ramón Valarezo, sobre los nombres de los suicidas, en el Chiriculapo y en el Larinuma, según investigación recogida precisamente por uno de nuestros amigos informantes, Franco Heras y, además por Aníbal Cruz Castillo: (Lista que a pesar del valioso esfuerzo de sus recopiladores no es completa sobre los casos totales.)
Corocheco (sobrenombre) José Guerrero
Adolfo Vivanco Manuel Pizarro
Amada Sánchez Juan Lalangui
Ovidio Galán N. Labanda
Cristobal Menéndez Francisco Carchi
Víctor H. Valarezo N. Poma Carchi
Gustavo Menéndez Raul Astudillo
Mara Nole Víctor Agila
Efrén Barba Manuel Díaz
José Saraguro José Soto
Galo Saraguro E. Víctor Díaz Morocho
Héctor Enríquez Fredy Ramírez B.
Pablo Feijo Alcívar Bailón C.
Fabián Ríos Anbal Bailón C.
Digno Galán Leonardo Rosario S.
Agustín Guerrero Nivardo Jiménez
Anselmo Guerrero Lizardo Maldonado
Gilbert Neira C Honorato Túrquez
Jorge Neira C. Ocamidoro Calero

Publicado por Valente Delmar

Comentador social y político, y narrador de historias.

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